Cuando imaginamos y pensamos en el futuro, en el cerebro se activan las mismas zonas que cuando recordamos.
Siempre creímos que los recuerdos se almacenaban en un solo lugar de nuestro cerebro, pero las investigaciones han demostrado que no es así. La información proveniente de experiencias memorables que son fragmentadas por nuestro cerebro, y estos fragmentos de información son almacenados en diferentes zonas.
La información que percibimos durante un evento del pasado, está distribuida en diferentes zonas sensoriales: la visual, la auditiva, la olfativa y otras. Cuando evocamos, el Hipocampo -una región del cerebro- se encarga de reunir todos esos fragmentos y convertirlos en lo que para nosotros sería el recuerdo de ese evento. Así podremos recrear lo que vimos, lo que oímos, en general toda la información que recibimos a través de nuestros sentidos en aquel momento.
Numerosos estudios han demostrado que cuando queremos imaginar el futuro, se activa en nosotros la misma “maquinaria neuronal” que utilizamos cuando recordamos. Estos hallazgos han conducido al concepto de “Cerebro Prospectivo”. Nuestro cerebro utilizaría la información almacenada –lo que para nosotros son los recuerdos– para imaginar, simular y predecir los posibles eventos futuros.
Varios estudios han demostrado que, a los pacientes con amnesia originada por diferentes causas, se les dificulta poder imaginar o definir su futuro. Estos resultados son coherentes con observaciones similares en pacientes deprimidos con problemas de memoria, quienes también presentaban impedimentos para la visualización del futuro.
Si queremos imaginarnos nuestras próximas vacaciones, nuestro cerebro “buscará en nuestros archivos” la información relativa a ellas. El hipocampo integrará las mejores imágenes y en general las mejores sensaciones para proyectar unas extraordinarias vacaciones. No hay límites: un paisaje paradisíaco –en donde no hemos estado, pero sí lo vimos en una foto-, una extraordinaria habitación de hotel –que no conocemos, pero la vimos en una película– y así hasta construir unas vacaciones de ensueño. Todo un posible futuro basado en nuestros recuerdos, en nuestra memoria.
Mientras más conocemos de nuestro cerebro, más razones tenemos para cuidarlo. Disminuir nuestra capacidad de imaginación –característica única del ser humano- porque nuestra memoria es deficiente debido a un daño neuronal crónico, no se justifica si hemos podido evitarlo. Cuidar y proteger nuestro cerebro ahora es posible.