El estrés oxidativo es un desequilibrio entre la producción de radicales libres (moléculas inestables con un electrón desapareado) y la capacidad del cuerpo para neutralizar y desintoxicar estos radicales libres mediante antioxidantes. Los radicales libres son generados naturalmente durante el metabolismo celular y también pueden ser producidos en respuesta a factores externos como la exposición al humo del tabaco, la radiación ultravioleta, la contaminación ambiental y el estrés.

Cuando hay un exceso de radicales libres y una falta de antioxidantes para neutralizarlos, se produce estrés oxidativo. Los radicales libres pueden dañar las células y las biomoléculas importantes, como el ADN, las proteínas y los lípidos. Este daño oxidativo se ha relacionado con diversas enfermedades y condiciones, como enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas, inflamación crónica y envejecimiento.

Los antioxidantes son moléculas que pueden inhibir o neutralizar la actividad de los radicales libres, ayudando a prevenir o reducir el daño oxidativo en las células y tejidos.

Existen diferentes tipos de antioxidantes, incluyendo enzimas antioxidantes endógenas (producidas por el cuerpo) y antioxidantes exógenos que obtenemos a través de la dieta. Los alimentos ricos en antioxidantes incluyen frutas y verduras coloridas, nueces, semillas, granos enteros y especias.

Recuerda que el estrés oxidativo ocurre cuando hay un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad antioxidante del cuerpo. Los antioxidantes ayudan a neutralizar los radicales libres y proteger contra el daño oxidativo, lo que puede tener beneficios para la salud y prevenir el desarrollo de diversas enfermedades. Una dieta equilibrada y rica en alimentos antioxidantes es fundamental para mantener un equilibrio antioxidante adecuado en el cuerpo.