El “Padre” de la Neuroplasticidad estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Durante siglos se consideró que el cerebro era “algo inmutable”. Un órgano con un número definido de neuronas, distribuidas en zonas con funciones específicas: motora, sensorial, auditiva y muchas más. Ahora la ciencia ha demostrado que nuestro cerebro tiene la capacidad de modificarse a sí mismo.
La Neuroplasticidad o plasticidad neuronal es la capacidad que tiene el cerebro para modificarse estructural y funcionalmente de acuerdo a los estímulos del entorno, pudiendo establecer nuevas conexiones entre las neuronas. En la práctica, esta propiedad le daría al cerebro la capacidad de reestructurarse y recuperarse de las alteraciones producidas por ciertas patologías.
Aunque a finales del siglo XIX aparece la mención de la palabra Neuroplasticidad, es hasta 1.969 cuando el Dr. Paul Bach y Rita, considerado el Padre del concepto, realiza los primeros estudios científicos en la Universidad de Wisconsin. Bajo la hipótesis de lo que denominó “Sustitución Sensorial” para un grupo de pacientes ciegos, el investigador desarrolló un equipo que transmitía información visual al cerebro a través de la piel. Básicamente el aparato consistía en una cámara de video controlada por el paciente, la información visual recogida por la cámara era transformada en estímulos táctiles, que en los primeros pacientes fueron aplicados en la espalda. Los pacientes pudieron describir lo que la cámara estaba “viendo”, demostrando así que “el cerebro es suficientemente flexible, plástico e inteligente para analizar cualquier información precisa que se le envíe”.
La motivación del Dr. Bach y Rita para desarrollar esta línea de estudio fue generada por una experiencia familiar dolorosa. En el año 1959 Pedro Bach y Rita, padre del investigador, sufrió un infarto cerebral quedando con discapacidad motora –Hemiplejia-. George Bach y Rita, médico psiquiatra y hermano del investigador, se dedicó a la rehabilitación de su padre, quien tuvo una buena recuperación y vivió unos cuantos años más con una buena calidad de vida. Finalmente el Sr. Pedro murió y su autopsia reveló que el área dañada en su cerebro, por el infarto de 1959, no se había recuperado. Este hecho sembró la idea en el investigador que: si su padre había recuperado la movilidad y el habla después del infarto, pero las zonas del cerebro que en teoría eran responsables de esas funciones continuaban dañadas, entonces necesariamente otra zona se su cerebro tenía que haber asumido esas funciones.
Después de graduarse en la Universidad Nacional Autónoma de México, y antes de mudarse a Estados Unidos, el Dr. Paul Bach y Rita trabajó un tiempo como médico en Tilzapotla en Morelos. El Dr. Bach y Rita murió en el 2006, pero su investigación, además de derrumbar dogmas, descubrió el enorme potencial terapéutico que posee nuestro propio cerebro. Mantengámoslo sano y protegido.